Esta es una serie de artículos y experiencias que estará publicando nuestra escuela. La intención es promover los beneficios que aporta la práctica regular de Aikido. Así la comunidad interesada en este arte podrá conocer, aprender y acercarse más a las enseñanzas promovidas por el maestro fundador Morihei Ueshiba.
El siguiente texto fue escrito por un alumno de nuestra escuela que practica en el grupo de adultos:
En un principio sentí atracción por la elegancia y estética de sus movimientos, durante la práctica esto comenzó a cautivarme cada vez más y al intentar ejecutar las técnicas me di cuenta, que para poder emular el movimiento con la destreza que posee alguien que lleva años de estudios en esté arte, se requiere de mucha dedicación, ser observador y analítico del resultado que se busca momento a momento al aplicar determinada técnica, si no se tiene en cuenta esto, es difícil optimizar la eficacia del movimiento, en el estudio para poder progresar en este hermoso arte, hay un sin número de detalles que marcan una gran diferencia a la hora de aplicar una técnica, un mundo lleno de sensaciones, por tanto es importante aprender a sentir el propio cuerpo en la interacción de la práctica, desde mi perspectiva para poder realizar esto, uno debe entregarse a la experiencia de forma sincera, vaciándose de los temores e ideas que nos puedan predisponer en nuestro aprendizaje.
En mi experiencia todo lo aprendido en el tatami es aplicable a nuestra cotidianidad, en éste asumimos roles determinados, debemos aprender a ser flexibles y adaptarnos al contexto en cual nos toca desempeñarnos, aprendemos a fluir y armonizar, ya sea como el ejecutor de la técnica (Nage) o como quien recibe la técnica (Uke), como Nage enfrentamos situaciones de conflicto y aprendemos a resolverlas, teniendo consideración y respeto por la integridad física del compañero de práctica, quien se presta para ayudarnos de buena voluntad, siendo sincero en su ataque permitiéndonos estudiar adecuadamente la ejecución de las técnicas. Extrapolando lo anterior a nuestra vida diaria, el Aikido no se limita solo a la defensa personal, sino que nos entrega un sin numero de herramientas y valores que se pueden aplicar en todo momento, nos enseña a no evadir, a resolver situaciones armonizando con nuestro entorno, a centrarnos en el momento, a ser compasivos, humildes, en definitivas se resume a algo que siempre oí decir a mi Sensei "Practicamos Aikido para ser mejores personas".