LA PRACTICA DE UN ARTE TRADICIONAL

Desde hace mucho tiempo que el Aikido es reconocido como una de las Artes que ha logrado preservar las conductas y protocolos más tradicionales del Japón. El desarrollo de las clases se sustenta en uno de los pilares fundamentales de su filosofía; el respeto y la valoración de todo cuanto existe en nuestro entorno y en nosotros mismos. A pesar de esto, a pesar de los años soy testigo y cómplice de cambios que generan muchas veces en mí reflexiones como ésta que comparto en estas líneas.
Para aquellos que han estudiado y leído acerca de la vida del fundador, Morihei Ueshiba, no es ajeno el hecho de mencionar que tras el fallecimiento de O´Sensei muchos de los ejercicios tradicionales, manifestaciones espirituales e incluso practicas fundamentales como el trabajo con armas o de rodillas se han ido dejando de lado y se realizan cada vez menos en muchos dojos. Es más, la actualidad, los estudios sobre el trabajo del cuerpo y el entrenamiento deportivo están aportando a la práctica de muchas disciplinas y Aikido es una de ellas. El correcto balance muscular, la mejora del rendimiento y las capacidades cardiovasculares son muy importantes para realizar un trabajo físico más óptimo, mejorando la salud y alejando cada vez más las potenciales lesiones que pueden ocurrir durante la práctica marcial.Mucha gente opina, con mucha razón, que es normal que las artes evolucionen y se adapten de acuerdo a las necesidades y conocimientos actuales. Yo en lo personal estoy muy de acuerdo con esto, sin embargo hay algo que a muchos se les olvida considerar y que es un elemento importante para la práctica de Aikido en particular. O´sensei nos dejó un legado, una vía (do), un método que nos debería acercar, con perseverancia y práctica diaria, a comprender cómo armonizar con el Cielo y la Tierra para llegar a ser Uno con el universo.(Así lo exponía) Este método esta sustentado no tan sólo en la práctica de las técnicas (waza) sino también en el proceso preparatorio (Aiki Taiso) cuyo principal objetivo es preparar el cuerpo, la mente y el espíritu para un trabajo en unidad. O´Sensei mencionó en más de alguna oportunidad que su arte era un proceso de Misogi, es decir, de limpieza o purificación del ser. El estudio y en especial la ejecución dinámica de las técnicas son nuestro vehículo para alcanzar un estado de armonía. ¿Cuántos practicantes han escuchado esto y cuántos más lo ponen en práctica durante sus entrenamientos?
¿Si somos de aquellos que tratamos de seguir el camino propuesto no somos también responsables de transmitirlo de generación en generación?
Creo que investigar en dónde reside la eficacia real del Aikido de O´sensei no tan sólo requiere de un afán estrictamente físico y técnico. Esto nos lo han demostrado grandes maestros a lo largo de los años. Entonces, ¿qué estamos haciendo para no perder el verdadero y más preciado tesoro que nos dejó el fundador? Si cada año que pasa vamos dejando de lado uno u otro pilar fundamental, llámese waza, bukiwaza, aiki taiso, mokuso, reigi, entonces ¿qué nos va quedando de un Arte que queremos denominar tradicional?.
Quiero terminar esta reflexión compartiendo algo que me dijo mi profesor de Qi Gong (léase Chi Kong) cuando lo conocí en China. A penas le conté que practicaba Aikido me pregunta: ¿Qué técnica de respiración y meditación es la que les enseñan en Aikido?...aquí tienen un nuevo punto de partida....


Michel.
(texto original de M.Manghi)